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La Ley del Cine otra vez

Publicado: 2010-07-26

Nuevamente en el debate una ley conocida y ampliamente debatida por décadas. Y es que este país vive dando vueltas como un perro tratando de morderse la cola. Cada cierto tiempo se vuelven a tocar los mismos temas y se pierde el tiempo en los mismos debates. Ahora se pretende otra vez que el Estado financie los adefesios del cine nacional.

Francamente nunca he logrado entender a los amantes de la intervención del Estado. Es decir, a los que buscan ansiosamente que el Estado se meta en todo, incluyendo el fútbol y el cine. Aunque es más fácil entender a los sectores que andan siempre buscando la facilidad del dinero público. Se trata obviamente de una mentalidad burocrática que se arrastra desde los días en que San Martín empezó a crear los primeros puestos públicos, generándose desde entonces una empleocracia estatal, junto con una expectativa social por ingresar a ese ambiente, antiguamente bien pagado, pero que con el correr del tiempo trasladó su atractivo a la seguridad, gracias a la estabilidad laboral absoluta de la que fue dotada, a cambio de sumirse en la  mediocridad y la corrupción. A este segmento social, anhelante del dinero fácil y de la seguridad vitalicia del Estado, se le sumó otro que anhela disfrutar de los programas sociales, complementado con otro segmento político que busca afanosamente generar estos programas en todos los sectores. Al menos desde mi punto de vista, creo que podemos ver a estos segmentos como los parásitos de la sociedad. Especialmente si se trata de programas de ayuda que no tienen planes de caducidad, es decir, que se implantan como eternos chorros de dinero fácil. En mi pueblo he visto comunidades enteras de campesinos sentados en la vereda sin hacer absolutamente nada, esperando que abran las puertas del apoyo social.

¡Qué fácil es pedir la plata del Estado para todo! ¡Y qué fácil es hacer política ofreciendo el dinero del Estado para todo! Eso es lo más fácil del mundo. ¿Cuándo han hecho estos políticos un proyecto que permita que las personas, por sí mismas, puedan generar riqueza, proporcionar empleos y pagar sus impuestos? Nunca, porque para eso hay que pensar y hay que conocer algo en la vida.

Ahora se pretende que el Estado financie, con el dinero de todos los peruanos, los proyectos de cine que cualquier soñador de cineasta desee realizar. ¿Por qué? Porque dicen que el Estado debe promover la cultura y el cine.  Ahora bien, ¿Por qué gastar el dinero del Estado en el cine? ¿Acaso cualquier forma de arte es, ya de por sí, "cultura"? Esto es falso. Hay muchas formas de arte y de cine, en particular, que están lejos de calificar como "cultura". Tan sólo una mínima parte del cine puede considerarse cultural, al igual que la música y muchas otras expresiones artísticas que se sustentan más en los gustos populares y sus fines comerciales.

¿No es acaso el cine una de las actividades lucrativas más grandes del planeta? ¿No hay acaso cantidades multimillonarias de capital privado financiando el cine a nivel mundial? ¿Por qué en el Perú el Estado tendría que financiar a alguien, su ingreso al mundo del cine y su anhelo de hacer cine? ¿Es el cine una necesidad nacional? No existe ninguna razón válida para que el Estado arriesgue el dinero de todos los peruanos en un negocio privado, que debe mantenerse en el circuito de la actividad privada. Alegar que eso es promover la cultura, es tan solo un cuento chino.

¿Cómo vamos a reconocer lo que es cultura? ¿No estamos acaso en la misma situación del debate en torno a la calidad de los demás medios? ¿No le concierne también al cine el debate en torno a lo obsceno, por ejemplo? ¿Quiénes van a decidir si un proyecto de película es cultural? ¿Vamos a financiar cualquier adefesio cinematográfico? ¿Alguien va a establecer determinados parámetros "culturales" para su aceptación? ¿Va a estar condicionada a los criterios de un jurado? ¿No es esto condenar el cine al permanente fracaso? ¿Cuántas películas producidas en el Perú, en los últimos 30 años, podemos calificar de "culturales"? Seguramente muy, pero muy pocas. ¿Hay acaso películas basadas en los héroes nacionales, en hechos históricos del Perú, o basadas en la literatura peruana? Se cuentan con los dedos de una mano. Lo que más abunda son películas que ensalzan a delincuentes como Tatán, Pichuzo, La Gringa, etc. Otras basadas en historias truculentas extraídas de novelas baratas como las de Jaime Bayli, que ni siquiera califica como literatura. (Y si no pregúntenle a Juan Marsé). Pero han habido, sin embargo, muy buenas películas que no tuvieron esta temática, como "Tinta roja" y Contracorriente, las que nada tienen de "cultural", pese a ser buenas películas, capaces de sustentarse solas en el ambiente comercial.

Yo diría que ni siquiera esa atrocidad cinematográfica de "La teta asustada" califica como cultura. ¿Qué es pues la "cultura" y quiénes estarán calificados para catalogar un proyecto (ojo, proyecto) como algo cultural? Peor aun si pensamos que será algún empleado de la burocracia estatal. Otra vez tenemos que ponernos a pensar en los padrinazgos, las varas y la corrupción, siempre latente en nuestra burocracia.

Deberíamos entender que el dinero del Estado es el dinero de todos los peruanos. No se regala ni se esquilma alegremente. No es para hacer favores políticos ni propaganda electoral ni demagogia. Para promover la cultura deberían incrementar el programa de becas, por ejemplo, para que más gente pueda estudiar en universidades de verdad, y no en estas patéticas casas de estudio y de formación de oficios que tenemos por doquier. Deberían financiar las publicaciones científicas en diversos campos, deberían exigir que estas casas de estudio autotituladas "universidades" incluyan actividades deportivas y culturales en todas las currículas, que su infraestructura cuente con instalaciones deportivas óptimas, que tengan publicaciones científicas regulares, que publiquen libros regularmente, que para eso tienen docentes titulados, maestros y doctores; que convoquen concursos de arte, literatura, música, etc. . . Esas son formas de promover la cultura, y no involucrándose en un campo que es básicamente una actividad comercial del ámbito privado. La actividad del Estado debe ser reguladora y en su papel de promotor, limitarse a exigir ciertos niveles de calidad y cantidad en la actividad privada de las instituciones educativas y culturales. Para promover la cultura, debería empezar impidiendo que los ignorantes e iletrados lleguen al Congreso, pues el país está cansado de observar sus vergonzosos actos de inmoralidad, tratando de robarle el Estado además de estar sin saber hacer nada. Al menos, si no limitan el acceso de ignorantes, deberían exigirles que ellos mismo paguen a sus asesores, en lugar de que el Congreso se los pague con el dinero de todos los peruanos. Esa sería una excelente forma de promover la cultura, la decencia y el respeto por el dinero público.

En el mundo ya existen diversas formas de financiación de películas, desde las opciones del sector privado, siempre prestos a invertir en buenas ideas y proyectos rentables, hasta una gran variedad de organizaciones internacionales. No hace falta pues embarcar al Estado peruano en el papel de financista de proyectos cinematográficos. Creo que hay otras prioridades para el país. El Estado aun no ha terminado de cumplir sus funciones básicas en la salud, la seguridad y la educación, como para ir a pretender mayores exquisiteses. El día que tengamos una educación de calidad, la cultura florecerá de manera natural. No hacen falta ni leyes ni ministerios.


Escrito por

Dante Bobadilla Ramírez

Psicólogo cognitivo, derecha liberal. Ateo, agnóstico y escéptico.


Publicado en

En busca del tiempo perdido

Comentarios sobre el acontecer político nacional y otros temas de interés social