El síndrome de Meche
Es impresionante ver todas las apasionadas reacciones que ha motivado la candidatura de Mercédez Aráoz en la izquierda nacional. Todos al unísono han puesto el grito en el cielo y no se han demorado en escribir indignados comentarios, aderezados con la sal y pimienta de siempre . Desde luego, con la carencia de originalidad que los caracteriza, no han dejado de calificarla con los mismos cansados epítetos: candidata de los ricos, de la derecha, neoliberal, etc. Encima se han rebajado a la injusticia de culparla por el baguazo. Qué caraduras. Como si ella hubiera azuzado a los nativos a la toma de carreteras y la violencia descontrolada. Sabemos todos quiénes son los expertos en estas malas artes. Son los mismos de toda la vida, los que tiran las piedras y luego culpan al gobierno, como si el gobierno no estuviera en la obligación de imponer el orden. Ahora resulta que Meche es la culpable del baguazo. Hay que ser muy ignorante o muy venenoso para hacer esta clase de acusaciones.
Apenas a la hora siguiente en que el APRA anunció a Mercédez Aráoz como su candidata, empezaron a escucharse ladridos desde la izquierda, como si un intruso se hubiera asomado por sus fueros. No es para menos. La izquierda contaba en el fondo de su corazoncito con la esperanza de un apoyo aprista en una eventual segunda vuelta. Posibilidad que ahora está más lejana de lo que ya estaba, por la calidad de los candidatos de la derecha. No hay ningún inconveniente en llamarlos así, a pesar de que muchos columnistas de izquierda esgrimen esta palabra como un insulto. No veo la razón, puesto que la verdad es que lo peor de la política peruana está en la izquierda, desde los terroristas hasta los violentistas, desde los delirantes hasta los ignorantes. No veo cuál es el mérito de ser de izquierda. Estamos lejos de tener una izquierda civilizada y madura. Más le vale a cualquier político decente preferir declararse de derecha, aunque solo sea para tomar distancia de toda esa lacra. Sin embargo todos prefieren declararse de centro, siguiéndole la corriente a un pensamiento anacrónico.
De hecho, la candidatura de Mercédez Aráoz es un gran aporte de calidad al escenario político, con el añadido de que resulta sumamente viable. Se trata de una mujer inteligente, cultivada, que ha demostrado una gran eficiencia en el manejo de los sectores más importantes y estratégicos del gobierno y que tiene además un gran carisma. Eso sin contar con el hecho de que es una mujer, y por lo visto, las mujeres se han puesto de moda en la política nacional y mundial. Así que tiene mucha razón la izquierda en ponerse nerviosa. Su candidato Ollanta Humala no le llega ni a los tacones a Mercédez Aráoz.
Creo que nunca hemos tenido una gama de candidatos de mejor calidad y cantidad, dispuestos en el partidor y con posibilidades de llegar a la meta. Me refiero a Castañeda Losio, Alejandro Toledo y Mercédez Aráoz. Podemos también incluir a Keyko Fujimori, a pesar del gran lastre que significa su padre. Como candidata se trata igualmente de una mujer educada y con experiencia política. Si a ellos sumamos a PPK, definitivamente, este ha sido el mejor panorama electoral que ha tenido el Perú en toda su historia. Es pues comprensible la depresión de la izquierda. ¿Qué tiene la izquierda para competir? Nada menos que a Ollanta Humala. Es una lástima que la izquierda haya caído tan bajo como para estar ahora representada por un cachaquito de segunda categoría, sin oficio ni beneficio, sin educación ni experiencia alguna. Qué lejos parecen los días en que tenía un Alfonso Barrantes o un Henry Pease. Tampoco recuerdo a nadie más, para ser sincero. Espero que en el futuro pueda sumarse el nombre de Susana Villarán, pero todavía tiene que demostrar su valor en la alcaldía limeña.
Decir que el APRA está en crisis por haber elegido a Mercédez Aráoz me parece insulso. Un partido que está en el poder no puede estar en crisis. El hecho de que existan pugnas internas es completamente natural en un partido político, y más bien demuestra su vitalidad. La designación de su candidata creo que los ha salvado de la vergüenza de quedar como un partido chico en las próximas elecciones, panorama que era el más seguro si designaban a cualquiera de los pre candidatos que se voceaban. Con esto, el candidato de la izquierda pasará del cuarto al quinto puesto, ya sin ninguna posibilidad. No sorprende pues que se hayan puesto a lloriquear desconsoladamente y a escribir toda clase de maldiciones sobre la candidata del APRA.