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Manuel Burga y la histeria del fútbol peruano

Publicado: 2010-12-18

Me divierte contemplar la histeria colectiva que genera Manuel Burga. Es un fenómeno social que, aunque no tiene nada de extraordinario, resulta especialmente simpático y hasta jocoso. Me recuerda a los dilemas existenciales que padecen las mujeres frente al espejo, antes de salir a una reunión. Es decir, otorgarle una excesiva importancia a una cosa absolutamente trivial como la curva de un cabello en medio de una personalidad, o el rol de un funcionario burocrático en medio del panorama total del fútbol peruano. Me ocuparé de este fenómeno sin que esto signifique asumir el papel de un comentarista deportivo.

Manuel Burga Seoane se ha convertido en una piñata nacional, sobre la que el pueblo peruano descarga todas sus frustraciones ante el fracaso del fútbol peruano. Habría que reconocerle a Manuel Burga el gran papel terapéutico que cumple en nuestro país. ¡Qué sería de los sentimientos del pueblo si él no estuviera allí para recibir los insultos, denuestos, maldiciones, ofensas, agravios, acusaciones, imprecaciones, gramputeadas, y hasta los escupitajos! Lo que me resulta gracioso, y hasta hilarante, es que, pese a todo, sea reelegido en el más alto cargo de la FPF. Esto solo puede ocurrir en el Perú y en Macondo.

La parte triste de la escena corre a cargo de los periodistas deportivos. No voy a hablar de los del montón, que solo dicen tonterías, como Alan Diez, sino de los de mayor talla, y peso, como Philip Butter, que encima se pavonea de ser un hombre muy inteligente. Sin duda lo es, pero en este caso concreto, al igual que medio mundo, patina. Y patina porque a diferencia de otros comentaristas, Philip es un hombre que dice las cosas que siente, más que las que piensa, y no se las guarda por política. Y ya sabemos que el hombre es prisionero de lo que dice y soberano de lo que calla. Otros periodistas deportivos prefieren asumir una posición más diplomática frente al personaje que encabeza el deporte que les da de comer, lo cual me parece más inteligente aún.

La verdad es que no se necesita ser muy inteligente para darse cuenta de que la suerte del fútbol peruano no puede depender de un solo hombre. Ya pues, dejémonos de cojudeces. El fútbol peruano depende de miles y miles de personas que juegan fútbol y dirigen clubes de fútbol, de organismos privados y entidades públicas que deberían tener infraestructura deportiva y labor deportiva o solventar la actividad deportiva, y hasta de familias y padres que apoyan a sus hijos que quieren hacer deporte y dedicarse al fútbol. Todo eso hace que un país destaque en el fútbol. No es el Sr. Manuel Burga. Ojalá lo fuera, porque bastaría con contratar a Maradona para ir al mundial y campeonar. Pero las cosas no son así. Una persona no es nada en medio de una realidad nacional. Y creo que hasta los argentinos se han dado cuenta de que una persona, por más dios que sea para muchos, no resuelve nada. Con las justas llegaron al mundial y se fueron goleados, pese a tener a su dios en el buzo de DT.

Es evidente que Manuel Burga no es el responsable de que los clubes nacionales de fútbol, y me refiero a los más importantes como la "U", Alianza y el Cienciano, estén en crisis, en quiebra y con sus directivas enjuiciadas. Manuel Burga no es el culpable de que las elecciones de los clubes más importantes del Perú la decidan poco más de cuatrocientos socios, tampoco es culpable de que los colegios y las universidades no cuenten con la infraestructura deportiva con que debieran contar, y que no hagan la actividad deportiva que deberían realizar como instituciones educativas. Tampoco podemos responsabilizar a Manuel Burga porque los padres no le dan la importancia debida al deporte y no apoyan a sus hijos en sus aficiones. Todos quieren que sus hijos sean "profesionales" y los llevan a ser abogados o contadores.

Manuel Burga no es el responsable de que el deporte del Perú en general, sea una actividad prácticamente clandestina. Algunos deportes exitosos lo son porque se han mantenido como la afición de las clases más altas. Es el caso del surf, el motocross, el automovilismo, etc. Muchos éxitos deportivos se han logrado porque los mismos deportistas se costeaban todos los gastos para acabar representando al Perú. Pero son casos excepcionales, de loc cuales el gobierno de turno quiere colgarse con un oportunismo vergonzoso. Yo francamente no hubiera dejado que el gobierno me condecore luego de ganar una medalla internacional por mis propios méritos y esfuerzo, y sin recibir apoyo alguno del Estado.

Pero hablemos de fútbol. Manuel Burga es solo presidente de la FPF. Nada más. Es un burócrata al servicio de la FIFA. Tiene todo el derecho de viajar por donde le venga en gana y nadie tiene porqué "acusarlo" de haber ido al mundial de Sudáfrica. La FPF es una organización que se dedica básicamente a organizar torneos de fútbol, dotar de reglas, dar cierta capacitación para la práctica del fútbol, como a los entrenadores y árbitros, etc. Ni siquiera tiene la misión de dotar de infraestructura deportiva al país, pero lo hace. Su papel es de mero orientador de la actividad deportiva nacional correspondiente al fútbol. Hace lo posible para que el fútbol destaque, prolifere y sea un negocio. Pero no puede cambiar la realidad nacional ni la mentalidad de la gente.

Obviamente, Manuel Burga no puede ser responsable de:

Que no haya suficientes jugadores de talla internacional para jugar en la selección.

Que no haya suficientes buenos dirigentes deportivos a nivel nacional, especialmente en provincias.

Que los clubes de fútbol estén en crisis y no tengan para pagar su planilla ni para contratar buenos jugadores y entrenadores, ni sostener una escuela de menores.

Que la gente no vaya a los estadios ni siquiera a ver a su equipo local, salvo los casos en que se pelean la baja o el campeonato.

Que los jugadores de la selección sean indisciplinados y poco profesionales, matoncitos y faitosos, y que se hagan expulsar tontamente.

Que los equipos peruanos de los últimos 25 años estén conformados básicamente por mediocampistas, y que siempre salgan a la cancha con un solo delantero suicida. ¿Se puede ganar así?

Que los jugadores peruanos  tengan tan poca creatividad en la cancha, que se pierdan goles,  y hasta le regalen goles al rival.

Que el juego de la selección se base en el pasesito lateral y el toquecito para atrás.

Que los jugadores peruanos no puedan darse 3 pases seguidos en la cancha.

etc.

Y una pregunta básica en todo este lio: ¿Quién fabrica a los falsos ídolos del fútbol peruano? ¿Es Burga o la prensa deportiva? ¿Quién fabricó el ídolo del Chorrillano Palacios? Solo para poner un ejemplo. ¿No ha sido el Chorrillano Palacios la máxima expresión del fútbol peruano en los últimos 20 año? Y, finalmente, ¿qué ha sido el Chorrillano Palacios en el contexto del fútbol mundial? Hay que decirlo con todas sus letras: nada. Absolutamente nada. Creo que su pase nunca valió más de un millón de dólares. Sin embargo, el Chorrillano Palacios es el jugador peruano que ha batido el récord de permanencia en la cancha como jugador de selección. Es el único jugador que gozaba de "estabilidad laboral" en la selección peruana, solo por presión de la prensa. En las eliminatorias para el mundial de Alemania 2006 jugó los 90 minutos de todos los partidos. Y todo eso fue por la presión de la prensa. Fue la prensa la que fabricó el ídolo, el Dios, el "Chorri" Palacios. ¿Fue Manuel Burga culpable de esa histeria nacional alrededor del Chorrillano Palacios? A decir verdad, fue el peor 10 de la selección nacional de todos los tiempos que yo haya visto. Pero ese fue el símbolo del fracaso del fútbol peruano. No Burga.

Para no hacerla larga, solo digo que convendría examinar mejor la historia reciente del fútbol y reconocer nuestros errores. Sería muy conveniente dejar las poses fáciles de culpar de todo a un solo hombre, y ponerse a reflexionar lo lejos que estamos de ser un país en donde el deporte realmente signifique algo. No solo de fútbol se vive en un país. Miremos a nuestro rededor. Preguntémonos ¿qué hemos hecho por el deporte? ¿Acaso han apoyado a sus hijos o han sido apoyados por sus padres para practicar el fútbol? ¿Tienen clubes? ¿Pertenecen a algún club deportivo? ¿Son socios de la "U" o de la Alianza o de algún otro club? ¿Practican algún deporte, aparte de las pichanguitas de fulbito? En su universidad ¿es el deporte una actividad académica importante? ¿Existen campeonatos a nivel universitario? ¿Existen campeonatos a nivel escolar? ¿Estamos dándole al deporte el apoyo que merece, desde el hogar hasta las instituciones más importantes del país? Y no me refiero al Ministerio de Educación sino a las instituciones sociales privadas. Acá ni el Estado ni la FPF tienen mucho que ver sino la propia gente.

Ya pues, señores periodistas deportivos, no nos traten como idiotas y déjense de joder con Manuel Burga. Burga se puede ir mañana, pero el fracaso del fútbol se va a quedar, como se quedó después de que se fue Nicolás Delfino, luego de 10 años de gestión. Lo que deben atacar los periodistas deportivos es la intromisión de los políticos, la intromisión de los congresistas y del IPD. Ellos solo hacen figuretismo. Y si lo pienso bien, quizá llegue a la conclusión de que el fracaso del fútbol se debe fundamentalmente a la intromisión del Estado.


Escrito por

Dante Bobadilla Ramírez

Psicólogo cognitivo, derecha liberal. Ateo, agnóstico y escéptico.


Publicado en

En busca del tiempo perdido

Comentarios sobre el acontecer político nacional y otros temas de interés social