Cuba ha iniciado su enésimo intento por sobrevivir a su fracasado modelo socialista. El nuevo Plan puesto en marcha esta semana ha empezado con el "despido arbitrario" de medio millón de trabajadores estatales. Sí. Leyó bien: 500,000 empleados públicos que se irán de patitas a la calle en cuotas de 100,000. Y esto es solo la primera parte, porque el ingenioso Plan en realidad contempla echar a 1'300,000 burócratas para reducir la planilla del Estado, al mejor estilo del más brutal shock neoliberal. Frente a semejante guillotina antiburocrática, el gasolinazo de 87% de alza que dio Evo Morales ha quedado como una pecata minuta.

El Plan cubano contempla la transferencia masiva de estos empleados públicos al sector privado. ¿Sector privado en Cuba? ¿Cuál sector privado? Bueno, resulta que el Plan contempla la habilitación de cierta actividad privada, tan solo para que estos desempleados pasen a vivir como "cuentapropistas", término con el que se designa a los que dependerán de su propio trabajo o vivirán "por cuenta propia". Esto quiere decir ambulante, taxista o en algún pequeño negocio abierto en su casa, únicas actividades privadas permitidas en el modelo económico cubano, si se puede llamar así al despropósito.

Me pregunto ¿Dónde estarán los alharacos de la izquierda nacional, que no han dicho ni media palabra sobre estas brutales medidas en contra de los trabajadores cubanos? ¿Dónde andarán nuestros inefables progres? ¿Qué dirá la CGTP? ¿Qué opina Ollanta Humala? ¿Hará Gustavo Espinoza una marcha por la Av. Arequipa para apoyar estos despidos masivos del gobierno cubano? No he leído una sola columna que comente el masivo trabajicidio cubano. Como era de esperar, en Cuba la Central de Trabajadores de Cuba, dirigida por el comunista Salvador Valdez, ha aplaudido la medida, sin dar una sola queja por el programa de compensaciones que contempla un pago de un mes por cada diez años trabajados. ¡Vaya compensaciones! Granma ha titulado que se revitaliza la economía cubana. ¿Dónde están los columnistas de izquierda en el Perú? No se oye nada. Y del periodismo peruano, convertido en una cloaca del chisme y el escándalo, ya nada se puede esperar.

Ni el plan más brutal del FMI llegó jamás a semejante exterminio de trabajadores públicos. Cuando Fujimori disminuyó la planilla del Estado con despidos forzados, adecuadamente compensados, se armó la grande y de inmediato empezaron las protestas apoyados por la izquierda. El pusilánime gobierno de Alejandro Toledo inició el programa de reposiciones, y hasta el año pasado han estado publicando listas de reposición, mientras todavía sigue un grupo de inútiles reclamando reposición, al cabo de diez años. O bien son unos inútiles o unos vivos que buscan aprovecharse del Estado y de la debilidad de los políticos. Si a nosotros nos ha tocado vivir este extremo de la estupidez política, lo que hay en Cuba es una esquizofrenia total, pues quieren virar a la derecha pero no quieren cambiar de rumbo. Saben que no pueden sobrevivir con su modelo y que deben cambiarlo, pero se sienten acorralados por su realidad, pues tampoco se atreven a admitir que su ensalzado modelo socialista sea, luego de 50 años, un completo fracaso y un monumento a la cojudez.

El nuevo Plan económico de Cuba, si bien no ha dejado de ensalzar su fracasado modelo socialista basado en la empresa estatal, llega a proponer novedosos planteamientos, que resultan increiblemente sensatos en ese mundo de la insensatez, como estos:

"Incrementar la productividad del trabajo, elevar la disciplina y el nivel de motivación del salario y los estímulos, eliminando el igualitarismo en los mecanismos de distribución y redistribución del ingreso. Como parte de este proceso, será necesario suprimir gratuidades indebidas y subsidios excesivos."

"Las empresas estatales que muestren sostenidamente en sus balances financieros pérdidas, capital de trabajo insuficiente, que no puedan honrar con sus activos las obligaciones contraídas, o que obtengan resultados negativos en auditorías financieras, serán sometidas a un proceso de liquidación, cumpliendo con lo que se establezca al respecto."

Pareciera que Luis Carranza hubiese redactado estas lineas, que son algunas de las ideas más rescatables del Plan. Aunque difíciles de implementar, pues Cuba ya no puede vivir sin subsidios debido a que carece de economía privada, y si eliminan las empresas deficitarias, Cuba se quedará sin empresas. Lo que necesita Cuba es una Revolución total que la saque de ese absurdo modelo socialista que siempre fue un fracaso, pero lamentablemente la ideología general no ha cambiado un ápice, ya que sigue proclamando las "virtudes" del modelo socialista basado en el predominio del Estado en la economía (es decir, de los caprichos del gobernante), y en el más irracional desprecio de la realidad del mercado. Aunque parezca mentira, hay idiotas que creen que eso es un modelo económico.

Cuba se ha mantenido igual pese al deterioro social creciente, debido al férreo control del descontento popular mediante un Estado policíaco y la represión brutal de la oposición. Lo mismo viene ocurriendo en Venezuela. Evo Morales, en cambio, nos ha dado un ejemplo increíble de aprendizaje y corrección, después de mantener subsidiados los precios de los combustibles por cinco años. Sólo en un cerebro de izquierda cabe que el petroleo se puede comprar a 90 y vender a 27, y que el Estado puede subsidiar indefinidamente el manicomio social de los precios ficticios. No hay economía que aguante la estulticia de los gobiernos de izquierda. La realidad siempre se impone, incluso en la Isla de la Fantasía de Cuba, donde la gente vive oyendo y leyendo tan solo las consignas y mentiras del gobierno.

Cegados por su fe, mientras se hunden en la miseria, los cubanos siguen gritando "solo el socialismo nos salvará". En el nuevo Plan salvador de Cuba se siguen leyendo frases delirantes como esta: "La política económica en la nueva etapa se corresponderá con el principio de que sólo el socialismo es capaz de vencer las dificultades y preservar las conquistas de la Revolución, y que en la actualización del modelo económico, primará la planificación y no el mercado".

¿Conquistas de la Revolución? Se referirá a la miseria general del pueblo cubano. Cuba, desde que dejó de ser mantenida por la URSS a fines de los 90, ha experimentado una permanente y creciente desesperación económica. Sus pequeñas aperturas al modelo económico realista de mercado, han sido manotasos desesperados para no seguir tragando agua. Primero fue permitir la inversión extranjera en la hotelería, creando espacios exclusivos para turistas adonde los cubanos tenían prohibido ingresar. Luego se autorizó el uso de las remesas o dólares que los cubanos del exilio envían, y que es con lo que casi la mitad del pueblo cubano sobrevive. La triste libreta de racionamiento ha venido reduciéndose en los últimos diez años, y ahora ya no incluye varios productos como jabón y papel higiénico, que los cubanos deben comprar a precio real en las calles. Además han reducido las raciones de frejol, azúcar y otros. Las medidas de Raúl Castro inicialmente perecieron un signo de apertura hacia la racionalidad económica, como permitir la venta de artefactos eléctricos, por ejemplo. El 97% de la economía la controla el Estado, pese a que hace una década se subastaron las tierras ociosas, que en Cuba llegan al 50% del terreno cultivable. Pero lamentablemente ninguna de estas medidas significaron el inicio de un cambio radical para salir del modelo socialista.

Una de las principales preocupaciones de los despedidos de hoy, no es tan solo de qué van a trabajar como "cuentapropistas" sino que dejarán de tener acceso a los recursos del Estado y ya no podrán seguir robando. El robo es un recurso generalizado de los burócratas cubanos sin el cual no vivirían. Es uno de los males sociales más acallados en este sistema hipócrita, que también se esforzó mucho por ocultar los grandes niveles de prostitución que generó la apertura del turismo internacional. La gente vive tan desesperada que no solo piensa en escapar de la isla sino en cualquier forma de subsistencia. Pero lo peor de todo este triste espectáculo que nos da Cuba y su modelo del fracaso político, no son sus miserias evidentes, sino la complacencia universal, y peor aun, la complicidad de algunos gobiernos y políticos que siguen idolatrando a ese criminal de Fidel Castro. No se puede sentir menos que asco cuando vemos a ciertos presidentes como Bachelet, Lula, Cristina Fernández, Evo y Chávez, visitando la isla-prisión de Cuba para rendir pleitesía al dictador más longevo y conchudo de la historia.