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Mentiras y verdades del resultado electoral

Publicado: 2011-04-11

Si usted, amigo lector, escucha una interpretación de los hechos que empieza por definir una teoría social o económica, debe entrar en sospechas, dude y por último descarte esa opinión. Así no se entiende la realidad. Así se la maquilla y se manipula a la gente.

Las sociedades se desenvuelven caóticamente. Esto quiere decir que no están guiadas por leyes de ningún tipo, y mucho menos por razones. Los analistas que pretenden invocar razones lógicas e idiológicas a los hechos, mienten y probablemente se engañen ellos mismos porque creen en las tonterías que piensan.

La realidad del ser humano es siempre una realidad interpretada. Y el proceso de su construcción obedece a determinados principios que tienen que ver más con la defensa de sus propias estructuras mentales, gustos e intereses. Un investigador social tiene que superar estas barreras mentales para llegar a los hechos tal como son. Esto es lo que debieran buscar hacer los analistas si quieren ser objetivos.

Tratando de ser objetivos, hay que tener presente estos hechos reales:

- En el Perú no existen partidos políticos. Solo hay agrupaciones electorales formadas alrededor de un candidato.

- Por tanto, no hay propuestas ni afirmaciones ideológicas detrás de los votos. Solo hay simpatías personales.

- Las personas no votan por programas políticos ni posiciones ideológicas. Votan por personas. Por eso tenemos la votación por Kenyi y Luciana León. No son propuestas ideológicas sino personas y caras.

- Es la imagen del candidato la que determina su caudal electoral. Pero no solo su imagen física sino también lo que transmite esa imagen.

- Es falso afirmar que los votos aprueban o desaprueban programas o proyectos políticos. Nuestra masa electoral es mayormente ignorante en estas cuestiones.

- Los candidatos que han acaparado la mayor votación son precisamente quienes ya tenían una imagen formada en el gran público. Es más fácil construir un candidato alrededor de un personaje ya conocido.

- La mayor parte de la masa electoral vota por obligación, pero son ajenos a la política y proclives a creer y seguir a su entorno más cercano. Por eso es que las simpatías y antipatías se contagian y multiplican.

- Las simpatías y antipatías populares son muy inestables debido a que no obedece a programas ideológicos sino a meras imágenes mentales que se transforman con los hechos.

- Nadie es dueño de un caudal electoral. No existe el endose de votos.

- Es indiferente para las elecciones los acuerdos a que lleguen los líderes de las agrupaciones electorales.

- El "cambio" es un concepto que no pertenece a ningún candidato. El "cambio" está siempre presente en toda elección, en cualquier lugar del mundo.

- La prensa interviene formando la imagen de los personajes. La gran mayoría de los votantes conoce a los candidatos solo a través de la prensa.  ¿Quién sino la prensa inventó al candidato Ollanta Humala después de su asonada en Locumba y el Andahuaylaso?

- Los candidatos que no saben cultivar su imagen pública son los que fracasan. Precisamente quienes han ganado son los dos que mejor cuidaron su imagen personal.

- Por último: las estadísticas no mienten. Las empresas pueden mentir, pero cuando hay libertad de expresión es difícil ocultar la verdad.

Teniendo todos estos aspectos objetivos, propios de cualquier enfoque científico sociocultural, descartemos todas aquellas interpretaciones que pretenden hacernos creer en "mandatos populares" para tomar determinados rumbos políticos. En estas últimas 24 horas he escuchado demasiadas tonterías en la radio y en la TV, empezando por las opiniones de César Hildebrandt. Este señor es un maestro de la manipulación mediática. Por ejemplo, asumiendo su falsa pose de solemnidad intelectual, se quejó de Mario Vargas Llosa por haber comparado a Humala con el cáncer. Se atrevió a decir que es una falta de respeto a los cancerosos. Hasta él en su reducido cerebro puede darse cuenta de que MVLL no ha hablado de los cancerosos sino del cáncer, y que estas son dos cosas diferentes. Pero en su tarea de manipulador mediático, César no descansa. Se olvida que él llamó poco menos que estúpidos a los votantes de PPK en un artículo mediocre en que lo llenó de insultos. Hildebrandt llegó a la estupidez de afirmar que la gente votaba por PPK solo por ser gringo. Por eso César está donde está.

Hay que tener mucho cuidado con los comentaristas y los supuestos analistas. Especialmente los que se atribuyen dotes intelectuales que no tienen. Las interpretaciones antojadizas llenas de explicaciones ideológicas son falsas, siempre.


Escrito por

Dante Bobadilla Ramírez

Psicólogo cognitivo, derecha liberal. Ateo, agnóstico y escéptico.


Publicado en

En busca del tiempo perdido

Comentarios sobre el acontecer político nacional y otros temas de interés social