ya acabó su novela

La estupidez en los medios

Publicado: 2011-04-29

El viernes fue un triste despertar. Encender la TV para informarnos se convirtió en una pesadilla al comprobar que todos los canales nacionales transmitían en vivo y en directo la boda real de los británicos. Por un momento pensé que había despertado en Londres. Pero no. Los bocinazos de los taxistas y de las movilidades escolares me recordaron de inmediato que estaba en Lima. Sin embargo, la TV en toda su amplitud era una sola señal que transmitía en vivo una boda real que, hasta ahora me pregunto, no sé a quién diablos le interesa en este país de cholos. Más aún cuando el único peruano presente en aquella boda estaba allí para chambear como fotógrafo.

Miraba la TV y me preguntaba ¿dónde estarán los borrachos incrustados en los árboles en esta madrugada? ¿Dónde los autos despeñados sobre algún techo, los atropellados por conductores fugados, los buses chocados en las carreteras, los violadores, las maltratadas, los asentamientos arrasados por el fuego? No. No había nada de eso en esta horrible mañana. Las imágenes monocordes de la TV mostraban a una novia flaca como una escoba junto a un príncipe pálido y rosado como el trasero de un bebé, con un atuendo huachafísimo, desfilando sonrientes en un carruaje de cuentos de hadas por la deslumbrante Londres primaveral, a lo largo de avenidas anchas flanqueadas por súbditos emocionados. ¿Seremos súbditos también y no lo sé? ¿O es que están promocionando el concierto de Paul Mc. Cartney?

Lo peor de todo fue que no había más opciones para los pobres peruanos. Los que tenemos cable pudimos elegir al menos la televisión española (TVE) que pese a estar a tiro de piedra del lugar de la boda, prefirió transmitir su programación habitual. No son bobos. Qué hubiera dado por ser español en ese momento y no estar sometido a la tortura de tener que ver, sí o sí, una boda que es completamente ajena y extraña a nuestro ser colectivo. ¿Acaso teníamos que ver esa boda en todos sus insulsos e irrelevantes detalles? ¿Somos una ex colonia británica? Vaya. Parece que para la televisión nacional hoy ningún peruano fue atropellado, asesinado, asaltado, violado, maltratado, encontrado muerto en una hostal. Ninguna desgracia había asolado el mundo. Ni en el sur de los EEUU ni en todo Colombia. No. La boda real de los británicos era bien peruana. Seguramente habría ceviche en el almuerzo real.

Creo que son estas cosas las que llevan a la gente a apoyar posturas extremistas que pretenden corregir la estupidez de la prensa. Yo también lo haría en este momento, luego de la terrible experiencia matutina. No sería nada raro que el pueblo peruano aplauda la próxima captura de los medios por parte de un gobierno autoritario, tal como ocurrió antes cuando cerraron el Congreso, hartos de su mediocridad y estupidez. El problema es que estoy seguro que solo suplantaríamos la estupidez por las consignas patrioteras, como en la época de Velasco. La cuestión es ¿cómo evitar la estupidez en los medios en una sociedad libre? ¿Será otra vez una cuestión de educación? ¿Pero es que acaso los periodistas de hoy no son "científicos de la comunicación"? La verdad es que no entiendo.

Estos científicos de la comunicación han inventado la información de la nada y la no información. Hoy un reportero consume tiempo de TV para "comunicar" en vivo que no ha ocurrido nada. Increíble. La información ya no informa porque ahora los hechos ocurren en lugares ignotos, en "un concurrido banco", en "una conocida empresa de transportes", en "un reconocido restaurante", o como acabo de leer ahorita: "en una conocida pastelería de Miraflores". Los lugares donde ocurren los hechos ya no tienen nombre porque los científicos de la comunicación confunden información con publicidad. Así que el público tiene que conformarse con esta información mediocre y castrada, e imaginar dónde estarán esos lugares.

Llamo estupidez a ese afán de los medios por poner en la agenda tan solo temas triviales, interesados más en provocar escándalos y en montar un show, que en tratar cuestiones verdaderamente relevantes. Para ver un ejemplo cercano recordemos el papel de los medios en la reciente campaña de la primera vuelta. ¿Qué temas cubrió la prensa con mayor amplitud? En primer lugar montaron el show idiota del análisis toxicológico. Luego se ocuparon de puras tonterías como la nacionalidad de PPK, la amiguita de Castañeda, los cables de Wikyleaks, y de los dimes y diretes entre Toledo y PPK. Por último, llegó la prueba final: una vez más, esa extravagante demostración de futilidad y babosería mediática que es el "desayuno electoral".

No hay espectáculo más triste que ver a un grupo de reporteros apostados por horas frente a la casa de un candidato, en espera de que este asome la cabeza por la ventana o salga para, de inmediato, acercársele en tropel a meterle el micrófono a la cara sin tener ni media pregunta inteligente en mente. Al final no han hecho más que transmitir nada. El show es el fin y la misión del reportero. ¿No habrá una manera más inteligente y digna de desarrollar la labor periodística? Deberían encontrarla. Es urgente, pues cada vez tenemos más ganas de apoyar a las opciones radicales que prometen reestructurar los medios de comunicación y hacer una limpieza integral. Lo cierto es que cada vez tenemos menos capacidad para elegir entre los medios. Cada vez son más iguales. Hoy ha sido el ejemplo más claro: no había opción. Era la estupidez sí o sí.

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Escrito por

Dante Bobadilla Ramírez

Psicólogo cognitivo, derecha liberal. Ateo, agnóstico y escéptico.


Publicado en

En busca del tiempo perdido

Comentarios sobre el acontecer político nacional y otros temas de interés social