#ElPerúQueQueremos

Un videito con la marca "Perú"

Publicado: 2011-05-09

Voy a ejercer mi mejor papel: ser un aguafiestas. Después de ver unas cuantas veces el último videito de la marca "Perú", filmado nada menos que en Nebraska, me asaltan dudas filosóficas y experimento una cierta rebelión interna. No puedo evitar discrepar frontalmente con el pensamiento mercantilicista y publicitario de sus promotores, y por supuesto, con la burocracia marketera que despilfarra tan alegremente los fondos públicos en proyectos tan aberrantes e insulsos.

Desde luego, para criticar la publicidad de algunos iconos recientes de la peruanidad se necesita escapar del estado de postración febril, cercano al chauvinismo y la estupidez, en que gran parte de nuestra sociedad ha caído tras el bombardeo incesante de la propaganda oficial y oficiosa sobre la comida peruana. Más aun, creo que hemos deteriorado nuestro pensamiento al vivir adorando fetiches como el pisco o el ceviche sin entender lo que es realmente la peruanidad. Mientras en Cuba adoctrinan a la gente con la revolución, acá lo hacen con la comida. No le veo sentido a esto. Las cosas buenas se imponen por sí solas. No requieren publicidad ni fetichistas fanáticos que lo pongan en videos. Y mucho menos, cándidos burócratas dispuestos siempre a malgastar el dinero del Estado en frivolidades idiotas, ajenos a los reclamos por la salud, la educación y la pobreza.

Por supuesto, no voy a discutir las innegables calidades técnicas de la producción. De eso no se trata. Hasta podría estar de acuerdo en que el videito es una joya videográfica, pues está salpicado de buenas ideas y lleno de personajes simpáticos, hábilmente elegidos. Estoy seguro que hará llorar a más de un peruano llorón en el extranjero. Y es que todos los peruanos descubrimos afuera que somos unos llorones por la patria. Pero para eso no hace falta tanto derroche de dinero y tecnología, basta con oír un viejo vals criollo. Mi crítica se fundamenta en algo más importante que todo eso: el sentido.

He oído que el videito "Perú-Nebraska" ha costado US$ 360,000 dólares. Permítanme que lo dude. Eso es lo que cuesta cualquier comercial de cerveza, con modelitos en tanga bailando sonrientes en una playa al compás de una música boba. Apostaría que el videito peruanista ha costado al menos el doble. Movilizar a todo un ejército de personajes usualmente muy ocupados, incluyendo a un perro y a un cuy, más todo un arsenal de productos hasta el mismísimo corazón de los EEUU, no se paga con un sencillo. Se trata de una producción excesivamente costosa. La pregunta es ¿para qué? ¿Qué es lo que promociona? Y lo más importante: ¿para quién? ¿Cuál es el propósito, objetivo, sentido, finalidad y razón de ser de este video?

¿Necesitamos los peruanos más publicidad sobre la comida peruana? ¿Estamos perdiendo el gusto o la sazón? ¿Nos azota una crisis de identidad? ¿Qué ocurre? Por mi parte debo decir que la comida peruana me gusta, como muchas otras, pero la publicidad de la comida peruana me tiene al borde de la nausea. Me tienen harto. Estoy harto de verle la cara a Gastón Acurio todos los días en la TV y en las revistas, diarios y libros, en los documentales, programas, entrevistas y comerciales. En resumen: estoy harto de ver a Gastón Acurio. Parece que el control remoto ya no funciona porque está en todos lados. Me siento en la sala de espera del dentista, abro una revista y lo encuentro. Desearía interponer una acción de amparo contra Gastón Acurio.

Dice el viceministro de turismo que el videito de marras está destinado a los peruanos de acá. O sea, a nosotros mismos. ¿Para qué? ¿Qué cosa promociona este video entre los peruanos? ¿Peruanidad? Con perdón de mi francés, yo creo que este viceministro está cojudo.

Ojalá que alguien pueda darnos una explicación más sensata y, sobre todo, decirnos cuánto nos ha costado a todos los peruanos semejante muestra de extravagante huachafería y chauvinismo. Me parece insensato gastar un dineral para ir a un pueblito miserable de 569 habitantes en medio de los EEUU para anunciar como San Martín: "tienen derecho". Han podido ir a cualquier arenal de Ventanilla o Villa María a gritarles a los niños pobres de allí, que ellos también tienen "derecho a comer rico". Después de visionar este documental uno queda preguntándose:

¿A quién va dirigido este comercial? ¿Qué busca promover? ¿Entre quiénes? ¿Promueven al Perú en un pueblito de 569 habitantes de Nebraska? ¿Promueven al pueblito Perú de Nebraska? ¿Buscan turistas a través de la comida peruana? ¿Promocionan a los chef peruanos? No lo sé. Lo único que sé es que se han gastado cerca de un millón de dólares que bien podrían haber servido para montar varios comedores populares en los barrios más pobres de la ciudad, y promocionar allí, mucho mejor y con mayor sentido, la comida peruana entre quienes prácticamente no la conocen viviendo acá. Pero hacer un video en Nebraska es justamente la clase de estupidez burocrática que se critica y se castiga con los votos de rechazo en las elecciones. Un rechazo que debería ser no al modelo económico sino a la estupidez burocrática. Estamos frente a una perfecta muestra de la insensibilidad burocrática de los tecnócratas que creen que el Perú es solo pisco y ceviche, Machu Picchu y el Señor de Sipán. Como bien dicen los cocineros: está bien culantro pero no tanto.

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Escrito por

Dante Bobadilla Ramírez

Psicólogo cognitivo, derecha liberal. Ateo, agnóstico y escéptico.


Publicado en

En busca del tiempo perdido

Comentarios sobre el acontecer político nacional y otros temas de interés social