Tipologías electorales
Mario Vargas Llosa narra en "La guerra del fin del mundo" una confrontación entre dos bandos que peleaban contra enemigos imaginarios. Es decir, ninguno era en realidad lo que el otro pensaba que era. Por un lado el ejército republicano pensaba que enfrentaba a un grupo de insurrectos y revolucionarios que atentaban contra la república. Por el otro lado, los fanáticos religiosos dirigidos por el Hermano Francisco pensaban que se enfrentaban al anticristo que se había apoderado de su nación y pretendía apoderarse de sus almas. En resumen, era una guerra absurda.
Esa novela es en realidad una alegoría de la vida, como la de Don Quijote. El idealista y el pragmático. Si Mario no hubiese tomado partido en estas elecciones tal vez hubiese tenido un gran material para escribir una nueva novela, quizá titulada "La guerra de los malos", ya que al parecer se enfrentan dos bandos criminales y aterradores, según la visión desde cada uno de los lados.
Después de escuchar tantas entrvistas y de leer tantos artículos en favor de cada candidato y en contra del otro, es posible distinguir unos cuantos rasgos típicos de cada lado. Por ejemplo, los que apoyan a Humala generalmente se refieren a cuestiones como dignidad, ignominia, afrenta, memoria, recuerdo, pasado, crimen, derechos humanos. Es decir, están volcados a mirar hacia el pasado y en calificar de las peores formas una actuación vista en retrospectiva.
Por el contrario, los que apoyan a Keiko, se ocupan de cuestiones como el desarrollo del país, las inversiones, la estabilidad, la confianza, el peligro de cambiar el modelo económico, la continuidad, etc. Es decir, se preocupan más por el futuro que por el pasado. Están enfocados más en avanzar en el desarrollo del país que en cuestiones como dignidad o la memoria o el retorno.
Creo que es claro distinguir que los humalistas se preocupan más por cuestiones idealistas. El propio Mario ha puesto por delante la cuestión de la dignidad y de la ignominia de premiar con el voto al fujimorismo. Es decir, promueve un voto de castigo al fujimorismo. Es un antivoto. En última instancia prefiere apoyar a un candidato que está en las antípodas de su pensamiento liberal, con tal de castigar al fujimorismo.
Los pragmáticos que apoyan a Keiko saben perfectamente lo que fue el fujimorismo de los 90. Lo detestan igual. Pero están convencidos de que la época es distinta ahora: ya no vivimos bajo la amenaza del terrorismo, tenemos instituciones democráticas bien fortalecidas, que antes no teníamos, y la misma región latinoamericana ha cambiado su tolerancia a los golpes. Así que el riesgo de que se repita la historia francamente no existe. Es un delirio. Y los pragmáticos lo saben bien.
De hecho, estas elecciones han provocado un divortion aquarium, una separación de las aguas entre idealistas y pragmáticos, entre los que se preocupan más por cuestiones como la dignidad antes que por el desarrollo, entre los que prefieren el voto-castigo que el voto-esperanza. Sin embargo, alcanzo a distinguir incoherencias en muchos discursos. Por ejemplo, no creo que haya mucha esperanza en un candidato que no tiene una idea clara de lo que quiere hacer y que en menos de dos meses ha transitado de un izquierdismo cavernícola estatista, hacia un modelo de libre mercado. ¿Cómo se explica eso? Más allá de las justificaciones apuradas que pretenden tapar la incoherencia con un dedo.
Tampoco creo que haya mucha dignidad que digamos, en el hecho de elegir a un militarón semi ignorante, cuyos únicos antecedentes personales son haber participado en dos asonadas golpistas. Más allá de eso, el pobre comandante no exhibe absolutamente nada, salvo un mesianismo muy peligroso. Para ser franco, yo no veo cuáles son sus credenciales ni sus aptitudes para ser presidente. Así que si gana yo estaré del lado de los peruanos que sentirán vergüenza de que un personaje de ese nivel esté en la presidencia. Creo que eso sería más indigno y humillante.
Por lo demás, si Ollanta gana (toco madera), no me cabe la menor duda de que lo lamentaremos todos al final. Por lo menos, todos los que tenemos ahorro previsional en las AFP, pues vamos a ver cómo desaparece. No porque se confisque sino porque las inversiones se van a ir a pique y el país se frenará. Si sólo con su presencia Humala ya nos hizo perder más de diez mil soles en los últimos dos meses. Así que señores, si escuchan el flash anunciando el triunfo de Humala, despídanse de sus pensiones.
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