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Los aprendizajes del conflicto

Publicado: 2011-06-18

Las dos características más típicas de las sociedades subdesarrolladas son: una manifiesta incapacidad para aprender y una persistente incapacidad para resolver sus problemas. Esto los lleva a vivir permanentemente repitiendo los mismos episodios de crisis. Es decir, a cada rato tropiezan con la misma piedra si atreverse a sacarla del camino. Esto mismo ocurre en el Perú en todos los frentes, desde el patético servicio de transporte público que hay en la ciudad capital, donde el caos y la informalidad son la norma, hasta los permanentes conflictos regionales que nos aquejan desde hace una década, con millones en pérdidas económicas y hasta con lamentables víctimas humanas.

Lo peor de todo es que terminamos acostumbrándonos al problema y lo enfrentamos con soluciones estúpidas como comisiones vigilantes de conflictos, mapas de descontento, mesas de diálogo, etc. La ley de consulta de los pueblos es una salida pero no es una solución. Creo que es hora de enfrentar el problema desde su raíz y proponer una solución radical, aprovechando el inicio de un nuevo gobierno.

Y digo esto porque tampoco sacamos nada escribiendo condenas a la conducta de estas comunidades enardecidas. Desde luego, tampoco podemos avalar esta conducta, más allá del contenido (real o simulado) de sus reclamaciones. Poco importa si sus reclamos son fundados. Simplemente no podemos tolerar la violencia callejera, el abuso, la prepotencia del número para provocar el caos y atentar contra el Estado de Derecho. Eso es simplemente intolerable. Y es una lástima que este tipo de condenas despierte comentarios descalificativos del más bajo nivel.

Estos señores (si se les puede llamar así a los terroristas y delincuentes de la web), utilizan un lenguaje de estibador para censurar mis palabras y -tal vez- mis excesos verbales, pero no proponen nada. En el mejor de los casos censuran mi supuesta "violencia verbal" pero acto seguido defienden la violencia callejera de las comunidades. ¿Cuáles son los principios que mueven a estas personas? Suponiendo que tienen principios.

Si, más allá de las formas y usos del lenguaje, una sociedad no puede ponerse de acuerdo en los principios básicos de convivencia civilizada, en los principios básicos del Estado de Derecho, en los principios básicos de la vida democrática real (el de la democracia representativa, que es la única democracia que existe), entonces ¿de qué manera podríamos llegar a construir un país para todos? Es imposible. Y eso es lo que nos pasa. Al parecer aquí cada quien tiene sus propios conceptos o no tiene ninguno y sólo hace mal uso de su libertad de expresión.

Creo que una manera radical de enfrentar estos problemas regionales es dando el paso trascendental de reestructurar el Estado y el sistema político del país. Hace veinte años que se habla de la reestructuración del Estado, pero lo cierto es que solo Fujimori se interesó por este tema tan trascendental. Luego los sucesivos gobiernos siguientes lo dejaron en la congeladora. Lejos de reestructurar el Estado han seguido creando ministerios inútiles y rimbombantes como el del ambiente y el de cultura.

De hecho, todos estos conflictos regionales se producen (no solo por la presencia y prédica de las ONGs de izquierda, como se dice, y como se ha comprobado por lo menos en el baguazo) sino porque las mismas comunidades han desarrollado y hoy son pueblos pujantes y pensantes, pero que sin embargo no se sienten partícipes de este Estado de Derecho ni representados por esta democracia "representativa". Para ser francos, debemos admitir que resulta del todo estúpido pensar que treinta millones de peruanos puedan estar representados por tan solo 120 congresistas, ineptos encima. No podemos ser tan ingenuos y brutos. Así no es la cosa. Esto tiene que cambiar.

Es verdad que la actual Constitución fue una imposición de la dictadura de Fujimori que redujo el Congreso a su mínima expresión, con el objetivo de facilitar su control. Allí es donde murió la democracia representativa y este sistema se convirtió en una dictadura presidencial disfrazada. Tratar de volver a la Constitución del 78 no solo es iluso sino idiota. Aquella Constitución no era buena y también fue una imposición de la dictadura militar, con la disposición expresa de consolidar los "cambios revolucionarios de las FFA". Así que mejor vayamos pensando en un cambio bastante radical de la Constitución actual o en una nueva.

El cambio más importante tiene que darse en el sistema político. Debemos crear una democracia verdaderamente representativa, donde estos pueblos que hoy han adquirido presencia propia en la escena nacional, puedan estar incorporados y tener representación directa en el Estado y ser parte del mecanismo político del país. Considerando la cantidad de pueblos, debemos pensar en un Congreso mucho más amplio y complejo, con una cámara de representantes que bordee los 400 diputados, como ocurre en las verdaderas democracias representativas. Y volver a crear el Senado como una Cámara intermediaria entre la representación nacional y el gobierno. Eso sería un Congreso de verdad pensando en el siglo XXI, y no este patético remedo de circo que hoy tenemos.

Obviamente también debemos incorporar mecanismos de selección y filtro que garanticen verdaderos representantes y no saltinbanquis e improvisados. Debemos elevar la valla para que no cualquiera pueda meterse al Congreso. Hacemos todo un show para elegir al Defensor del Pueblo, que carece de autoridad alguna, y no exigimos nada para congresistas ni presidente. Esto también tiene que cambiar. Democracia no es abrirle las puertas del poder a cualquiera sino cuidar celosamente el acceso a los núclos del poder. La democracia se preserva con el diseño de un adecuado sistema de representación de los pueblos. Pero de todos. No solo desde la anacrónica visión de una división administrativa que pertenece a principios del siglo pasado y que no refleja ya la realidad social actual.

Si no hacemos algo como esto, seguiremos padeciendo la ignominia de la violencia callejera y la división entre los demás peruanos. Hagamos algo, pero hagámoslo ya.

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Escrito por

Dante Bobadilla Ramírez

Psicólogo cognitivo, derecha liberal. Ateo, agnóstico y escéptico.


Publicado en

En busca del tiempo perdido

Comentarios sobre el acontecer político nacional y otros temas de interés social