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El extraño perfil del próximo gabinete

Publicado: 2011-07-22

Ollanta Humala ha terminado de definir el primer equipo con el que empezará su gobierno. Nunca hubiéramos esperado semejante sancochado de personajes tan extremos y variados. Más que un gabinete de todas las sangres es un gabinete de todas las tendencias. Está encabezado por un mercader de muy mala reputación (aunque está claro que eso a los empresarios les tiene sin cuidado) y acoge a extremistas al borde del delirio como la García Naranjo y algunas joyas profesionales como Miguel Castilla, además de tener a eternos flotadores de la política como Rafael Roncagliolo. En términos generales parece ser un gabinete aceptable. Raro, pero aceptable.

¿Qué se puede esperar de este gobierno así conformado? Es todo un misterio. Cualquiera que tenga un poco de lucidez y de recorrido histórico en este país (y en este mundo), sabe de sobra que de un gobierno de izquierda en el Perú no se puede esperar absolutamente nada. Mejor dicho, nada bueno. Lo curioso es que al parecer, y ya en los hechos, Ollanta Humala ha resultado ser tan solo un izquierdista del verbo y la palabra. Parece que el cambio de camiseta fue sincero y abandonó la roja extremista. O quizá sea que está cumpliendo con su compromiso frente a los sectores liberales que lo apoyaron en la segunda vuelta. De hecho ya no estamos frente a un gobierno de izquierda neta. O sea, podemos respirar más tranquilos.

Sin embargo es todo un enigma saber cómo se desenvolverán las discusiones y se resolverán las tendencias cuando se enfrenten los alucinados de siempre, con su ya cansado discurso populachero en torno a los consabidos programas sociales. Ningún gobierno que se considere serio puede estructurarse nada más que en torno a programitas sociales. Eso está bien para las tribunas electorales, pero en la realidad de un gobierno las cosas tienen que concentrarse básicamente en el crecimiento económico, en el desarrollo de infraestructura y el ordenamiento político. De los programas sociales puede encargarse Mocha García Naranjo. No se necesita más.

Esperamos que Ollanta Humala abandone pronto el discursillo de galerías. Ya no se puede seguir repitiendo tonterías como "ha habido crecimiento pero sin inclusión social". Una tesis francamente ridícula. Cuando el Estado construye carreteras, puentes, puertos, escuelas, hospitales, redes de agua potable, incrementa la capacidad de generación eléctrica y las redes de distribución eléctrica, evita la inflación, etc. y además genera más empleo permitiendo la inversión privada, ¿tiene que hacer algo más para que haya la famosa "inclusión social"? Sería bueno para el país que los políticos y periodistas dejaran de repetir idioteces sin sentido. Distrae el debate serio.

Nunca en toda la historia del Perú ha habido una transferencia de gobierno en medio de tanta bonanza. Tenemos el mayor record histórico de reservas. Nunca en la historia del Perú ha habido tanto consumo como en estos últimos cinco años. Nunca se han vendido más autos, más cemento, más ladrillo, más fierro, más cerveza, etc. Nunca se han tenido tantos espectáculos al punto que algunos artistas han tenido que regresar para dar más conciertos. Nunca los artistas folclóricos se habían hecho tan ricos. Hay un dato interesante que grafica todo: los cálculos de consumo interno de gas que se hicieron hace diez años han fracasado porque las metas que se proyectaron para veinte años se han alcanzado mucho antes de la mitad de ese tiempo. Acaban de autorizar la ampliación del gasoducto porque hace rato que quedó chico. ¿No es esto un claro signo de progreso y bienestar social? Ante esto, por supuesto que aplaudimos que se recupere más gas para el consumo interno. Cuestión que no se vislumbraba hace diez años.

Sin embargo, los de izquierda siempre andan buscando la pobreza para señalarla y gritar: "¡Miren! ¡Hay pobres! ¡El sistema ha fracasado! ¡No hay inclusión social!". Con razonamientos de ese tipo no se puede debatir. La economía no hace magia. Hay que darle más tiempo al proceso. De hecho la pobreza se ha reducido ostensiblemente en estos últimos años y es un dato reconocido por organismos internacionales. Todo esto quiere decir que el sistema sí funciona y que ese es el camino del desarrollo. El mismo camino que transitaron países que hoy están en el primer mundo, después de haber estado peor que el Perú hace solo treinta años.

El único sistema que ha fracasado reiteradamente en el mundo entero es el socialismo. Y últimamente el socialismo latinoamericano-caribeño-andino. Han fracasado en la confrontación ideológica, en la acción política y hasta en su lucha armada-terrorista. Creo que un gran paso de la política peruana sería colocar de una vez por todas a todos esos rescoldos del socialismo chicha en el basurero de la historia y hacer un gobierno serio, responsable y cauteloso. El Perú no se merece la desgracia de una nueva aventura socialista. Que hagan sus programas sociales si creen que eso los hace de izquierda y si con eso son felices, pero que no desarmen lo avanzado.

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Escrito por

Dante Bobadilla Ramírez

Psicólogo cognitivo, derecha liberal. Ateo, agnóstico y escéptico.


Publicado en

En busca del tiempo perdido

Comentarios sobre el acontecer político nacional y otros temas de interés social