Una vez más comprobamos que en el Perú la frase "Política de Estado" no es más que ficción. La tan ansiada y necesaria reestructuración del Estado, que se estableció como "política de Estado" hace más de una década, ha sido simplemente dejada de lado por los últimos tres gobiernos para continuar con la juerga de crear más ministerios, lo cual no pasa de ser "demagogia de Estado", pues a la gente se le vende la idea de que un Ministerio es la solución para nuestros problemas históricos, ya sea para la cultura, el medio ambiente, la mujer o la pobreza. Vaya. ¡Qué tontos habíamos sido! ¡Tan fácil que era la solución! ¡Un Ministerio!

La demagogia desatada en la reciente campaña electoral se volvió una feroz competencia de ofrecimientos ministeriales. Ni el atildado PPK pudo sustraerse a esta barbarie. Se ofrecieron ministerios de la juventud, del deporte, de ciencia y tecnología y de inclusión social, entre otros. Ganó el candidato que hizo de la frase "inclusión social" su cliché personal. Como si no fuera suficiente con escuchar esta frasecita en cada discurso que sale de la boca de los funcionarios ollantistas, ahora nos han premiado con un "Ministerio de Inclusión Social", que por ahora es la cumbre de nuestra huachafería política.

Con este nuevo ministerio llegamos a 19 pero seguro seguiremos creciendo. Ya superamos a Bolivia y en poco tiempo alcanzaremos a la demagógica y delirante República Bolivariana de Venezuela que cuenta con 27 ministerios. La demagogia instalada en el poder de un país puede medirse por la cantidad de ministerios y por los nombrecitos que estos tienen. Por ejemplo, en Venezuela todos los ministerios son "Ministerio del Poder Popular", aparte de haberle cambiado el nombre al país para llamarla "bolivariana". Es parte de la típica demagogia de izquierda y de la huachafería tropical, a la que tampoco somos muy ajenos.

No podemos confiar en haber llegado al tope. En cualquier momento nos sorprenden con otro Ministerio, alguno de los ya ofrecidos en la campaña o una nueva creación demagógica inspirada en los vecinos. Por ejemplo, copiando a Evo Morales podríamos crear una joyita como el "Ministerio de la Transparencia y de la Lucha Contra la Corrupción". ¿Porqué no? Suena interesante. O hagamos algo "democrático". Convoquemos a un concurso nacional para que el "pueblo" sugiera los ministerios que le gustaría tener. Podrían ser el de la lucha contra la desigualdad, el de respeto a la libertad de expresión, el de reivindicación de los pueblos indígenas, etc.

Es lamentable estar en esta situación. Si bien la Constitución del 93 tuvo la sensatez de limitar la creación demagógica de empresas públicas, se quedó corto al no incorporar una limitación igual para la creación demagógica de ministerios y otros organismos de igual rango. El Estado no solo crece irracionalmente con empresas públicas sino también con organismos públicos. Todo organismo público, sin importar su rango, significa más burocracia, más trámites, más gastos para el Estado y para los ciudadanos. También representan una feria de puestos que el partido gobernante reparte como premio a sus allegados. Es por eso que la burocracia estatal es tan inepta. Además, claro, de la bendita "estabilidad laboral" que no solo impide echar a los incapaces sino que desalienta la capacitación.

La verdadera Gran Transformación que falta en el Perú, y con urgencia, es la reestructuración de todo el Estado, eliminando ministerios y organismos burocráticos inútiles, muchos de ellos creados por ridículos "compromisos internacionales" como el absurdo Ministerio de la Mujer, que ya no tiene razón de ser, o copiando modas ajenas como la absolutamente inútil y decorativa Defensoría del Pueblo. A mayores entidades mayores problemas, mayores voces, actores y ruido. Hay que dejar de convertir al Estado en un escaparate de adornos demagógicos e inútiles.

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