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Una memoria patológica

Publicado: 2011-12-18

En los últimos tiempos se habla mucho de la memoria. ¿Qué significa esto? Si analizamos el sentido en que se usa la tan mentada "memoria" hallamos más que simple memoria. Se trata no solo de una recordación intelectual, cognitiva, sino fundamentalmente de un avivamiento emocional de sentimientos de odio y venganza. Eso es lo que hay detrás de la memoria. En otras palabras, se trata de una memoria patológica, orientada al encarnizamiento social con el eterno enemigo, destinada a la educación de las nuevas generaciones no solo para el reconocimiento sino fundamentalmente para que el odio al enemigo siga vivo. Esto es lo que observamos hoy en esa ansiada y machacada "memoria".

Esta patología de la memoria, transformada en encarnizamiento colectivo contra quienes nunca dejarán de simbolizar o ser concretamente el enemigo, lo observamos hoy en el trato que se le dispensa tanto a Lori Berenson como a Alberto Fujimori. En ambos casos se trata de personas que ya han sido señaladas, acorraladas, capturadas, exhibidas, procesadas, escarnecidas y condenadas. Incluso Lori Berenson prácticamente ha cumplido su condena y hoy es una mujer acabada, sin futuro, con un hijo peruano concebido en prisión y quien probablemente tendrá que escapar del Perú para poder vivir una vida normal, sin arrastrar el estigma de ser el hijo de dos terroristas. Por otro lado Alberto Fujimori con 72 años a cuestas es un anciano que padece de cáncer y otros males, y su salud se deteriora irremediablemente. Sin embargo, cada vez que se oye la palabra "indulto" se oyen de inmediato ladridos de advertencia recordándonos que los perros de presa están vivos, olfateando y prestos.

A estas alturas ya no está en debate quién fue qué ni qué hizo uno y otro. Eso ya pasó. Pertenece al pasado. Fueron hallados culpables y condenados. Debería quedar atrás. Pero para muchos eso no basta. Siguen avivando una memoria patológica que no solo recuerda sino que enciende las pasiones y los odios. Ese es lamentablemente el sentido en que se usa hoy la memoria. Es un mecanismo del odio y la venganza, un método de adiestramiento de las nuevas generaciones para que sepan quién es el enemigo y cuál deberá ser su posición en la trinchera, porque la guerra no ha terminado, sigue en pie. Para eso es la memoria.

Gracias a la memoria estos personajes que hoy son solo fantasmas del pasado, siguen siendo señalados por sus crímenes o delitos como si ya no hubieran sido procesados, condenados y hasta purgado condena. Siguen siendo linchados a diario cada vez que se mueven o se hacen visibles para los medios. Ni siquiera importa, en el caso de Lori Berenson, sus disculpas y muestras de arrepentimiento. Siguen siendo enemigos de la sociedad y son pateados en el suelo, escupidos, perseguidos por la prensa, enfocados con flashes, aturdidos, acosados con preguntas y micrófonos, señalados por sus vecinos, sin respeto alguno por sus parientes, padres e hijos que tienen que vivir cargando su cuota de condena y de desprecio social. Hoy finalmente a Lori Berenson se le ha impedido salir del país pese a contar con una autorización judicial.

Al ver todo este escenario patético y degradante de odios enconados yo me pregunto: después de 12 años de guerra, luego de 70 mil muertos, 20 mil millones de dólares en destrucción, cien mil heridos y lisiados, varios millones de desplazados, ¿qué es lo que hemos aprendido? Me parece obvio que la respuesta es nada. Absolutamente nada. Los odios siguen vivos igual que la ansiada memoria, o precisamente debido a esa nefasta memoria. Se siguen agitando las banderas y empuñando las armas. Nadie ha salido de sus trincheras. Apenas se divisa al enemigo se le salta encima para matarlo una vez más. Se repite el linchamiento colectivo como un diabólico ritual sin fin.

Así es que no llego a entender cómo es que unos piden "indulto humanitario" para Alberto Fujimori, al mismo tiempo que le niegan la salida del país a Lori Berenson, una mujer acabada que no representa ya ningún peligro para nadie, y que solo ansía rehacer su vida con su hijo y su familia. ¿No hay humanidad para eso?

Para ser franco, cuando observo todo esto, me llega un momento en que ya no quiero ser parte de esta sociedad. Está clarísimo que no hemos aprendido nada. El circo absurdo de la CVR no sirvió absolutamente para nada, salvo para ventilar inmundicias ya conocidas, y para instalar una perversa "memoria" que solo sirve para no voltear nunca de página. Acá no hay pasado. Los vencidos tienen que ser derrotados una y otra vez, como en la condena de Prometeo, estos gallinazos corren a devorarle las entrañas todos los días.

Gracias a esa nefasta memoria todo está presente, perfectamente vivo. Algunos dicen que la memoria sirve para no repetir el pasado, pero eso es falso. La única manera de no repetir el pasado es aprender la lección, abandonar los odios y empezar a convivir de una manera diferente y nueva. Pero eso no ha ocurrido en lo absoluto. Lo que hoy tenemos es simplemente más encarnizamiento y saña con los derrotados de uno y otro lado, en medio de una hipócrita y falsa prédica de derechos humanos. En realidad, hasta los derechos humanos han pasado a ser una nueva plataforma de lucha, pero de la misma lucha absurda de antaño. Lo cierto es que yo no les creo ya a los que dicen defender los DDHH ni a los que invocan el humanitarismo porque ambos han demostrado una gran hipocresía.




Escrito por

Dante Bobadilla Ramírez

Psicólogo cognitivo, derecha liberal. Ateo, agnóstico y escéptico.


Publicado en

En busca del tiempo perdido

Comentarios sobre el acontecer político nacional y otros temas de interés social