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El Estado y la investigación científica

Publicado: 2012-04-21

Pretendo terciar en un debate en torno al papel del Estado y el de las empresas privadas o universidades frente a la investigación científica. En primer lugar debo advertir que toda acción del Estado es intrascendente frente a la realidad cultural. Es decir, el Estado no crea "conciencia" como creen los progres y caviares. Todo programa que el Estado emprende para apoyar proyectos culturales acaba prostituido, como ha ocurrido siempre, por ejemplo, con el cine peruano. No podemos esperar que el Estado cambie la realidad cultural por mucho dinero que destine a un plan. La realidad no depende de lo que haga el Estado. Creo que eso ya deberían entenderlo a estas alturas de la historia.

El Estado solo puede apoyar lo que ya existe en los hechos. Puede servir de fuente de financiamiento, pero no puede originar proyectos ni iniciativas de gasto. Si lo hace, todo acaba en corrupción. Eso también ya deberíamos haber aprendido. El uso del Estado para cubrir las deficiencias de nuestra realidad social y cultural es una lamentable tara mental de cierto sector político que piensa que todo se puede arreglar creando un Ministerio y colocando recursos económicos en determinados programas sociales. Eso no funciona. Por Dios, entiéndalo de una buena vez.

La carencia de investigación científica no se soluciona con un Ministerio de Ciencia y Tecnología. Eso es solo burocracia inútil. Los lugares naturales para hacer investigación son las empresas privadas y las universidades. Si ellos no lo hacen es por varias razones que deberían investigarse para darles solución, antes de crear esperpentos burocráticos. Una de las razones por las que acá no hay investigación es porque no hay respeto por la propiedad intelectual ni las patentes. ¿Para que invertir en investigación si luego me pueden plagiar y acá no pasa nada?

Todos habrán visto ese curioso artefacto que usan los ambulantes que venden jugo de naranja. Es un artefacto que pela las naranjas con un simple movimiento circular y deja la cáscara convertida en una larga tira, mientras que la naranja acaba totalmente pelada. ¿Alguien ha patentado ese artefacto? Sin duda requirió un arduo trabajo de investigación y de pruebas. No sé quién fue el inventor pero sospecho que no lo patentó y aunque lo haya hecho, hoy todo el mundo usa ese artefacto. Si estuviésemos en los EEUU el inventor de ese aparatito hoy sería millonario. Pero acá no pasa nada. El inventor debe estar muriendo en la miseria de alguna barriada, como lo han hecho nuestros compositores de música criolla a quienes nadie respetó sus derechos de autor.

La motivación que lleva a la investigación en los países desarrollados es lograr una patente y recibir los beneficios correspondientes. Esta es toda la motivación que anima a las universidades y a las empresas, así como a los individuos a realizar investigaciones. Es por eso que la investigación se hace en torno a lo que el mercado requiere. Puede ser el consumismo tecnológico, la educación, la salud o alguna otra necesidad concreta de la sociedad. Son raros los casos en que las investigaciones se hacen con propósitos distintos al mercado. Solo hay dos: el interés específico de un Estado o el de particulares por la ciencia pura. En ambos casos se requiere de una financiación especial que, en el caso del Estado, se da mediante proyectos especiales pero concretos, como el proyecto Manhattan, Apollo o la llamada "Guerra de Galaxias" de Reagan, o mediante fundaciones privadas, como las que subvencionaron el viaje de Darwin.

En el siglo XIX y principios del XX las investigaciones científicas estuvieron financiadas por fundaciones privadas y filantrópicas. Incluso muchos científicos gastaron sus propias fortunas en investigaciones caprichosas. Algunos hasta pagaron con su vida esos esfuerzos, como fue el caso de Alfred Wegener. Pero a principios del siglo XX estas pasaron al control de los Estados básicamente por el interés en la guerra. Todos los aportes de la ciencia fueron investigaciones para la guerra: el cohete, la propulsión a chorro, el radar, la computadora, la Internet, etc. Nunca hubo pues una investigación sin objetivos claros. Esto lo deja bien claro Imre Lakatos.

Ahora bien ¿qué puede motivar la investigación en el Perú? El Estado no tiene ningún fin en particular. El Estado peruano no pretende dominar el mundo mediante el control de las comunicaciones o impedir la llegada de misiles generando una cortina de satélites vigilantes. Francamente ignoro cuáles pueden ser los intereses concretos que pueda tener el Estado peruano para financiar investigaciones. Si alguien nos dice que el fin es colocar un satélite en el espacio, pues bien, lo aplaudo y lo apoyo. Pero nadie ha dicho cuál es el interés concreto del Estado peruano para financiar investigaciones.

Por otro lado, las investigaciones en el sector privado (universidades y empresas) dependerán no del dinero del Estado sino del respeto que se puede garantizar por las patentes logradas. Todo lo que tiene que hacer el Estado es garantizar las regalías que una patente puede lograr. Apenas veamos que la piratería del software, por ejemplo, es castigada con severidad, podremos invertir en investigación de plataformas educativas y otros ambientes informáticos.

Por otro lado, las universidades hoy no invierten nada en investigación porque no es un requisito para su licencia. Los títulos universitarios se conceden por cualquier clase de investigación reportada, sin importar si tienen alguna relevancia para la comunidad. El Estado tendría que cambiar los requisitos de la licencia para que las universidades se sustenten mediante patentes. No sobre investigaciones sino sobre patentes nuevas. Las tesis tendrían que depender de una investigación financiada por alguna empresa. Eso evitaría las "investigaciones" falsas e insulsas como las que actualmente se dan.

En general, es una mala idea que el Estado piense en crear un Ministerio de Ciencia y Tecnología porque eso solo crearía mayor burocracia y corrupción, mientras que la realidad no cambiaría en nada.

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Escrito por

Dante Bobadilla Ramírez

Psicólogo cognitivo, derecha liberal. Ateo, agnóstico y escéptico.


Publicado en

En busca del tiempo perdido

Comentarios sobre el acontecer político nacional y otros temas de interés social