Indignados que dan risa
Los que ayer votaron por Ollanta hoy lamentan su error
El Perú es un país de imitadores y huachafos que se copian todo lo que ven afuera. Lo hemos confirmado una vez más en la reciente marcha que, para variar, ha tomado el nombrecito de "indignados" y máscaras de Anonimous. Se han copiado hasta las consignas. Lo único que faltaba eran imitadoras de Femen, pero eso está difícil porque este también es un país donde la cucufatería predomina por encima de las modas. Todo lo que podemos decir es que ha sido triste ver una marcha donde lo único a que faltó fue la creatividad y una motivación auténticamente democrática. Ha sido más de lo mismo.
Para empezar, se trata de los revoltosos de toda la vida, encabezados por la misma cúpula de izquierda que nunca descansa en su empeño por generar el caos callejero con la escusa que sea. Rocío Silva Santisteban y la CNDDHH, coordinadores de la izquierda y organizadora incansable de marchas junto a los sindicatos. Aunque ahora la CGTP se quedó en casa preparando petardos para el 27. En cambio han estado presentes antimineros como el ex cura Marco Arana y el inepto Gregorio Santos. Cabe mencionar a los artistas y figuretis mediáticos de la progresía criolla que no han dejado de tuitear ni un minuto para hacerles saber a sus seguidores que estaban allí.
El pretexto fue la repartija congresal de puestos al TC y DP. Pero resulta que este asunto quedó anulado el mismo día miércoles pasado. O sea que esta escusa ya no existe, por tanto no es válida. Siempre causa gracia leer a Rocío Silva Santisteban quien hoy nos dice que si la protesta tiene éxito, el Congreso tendrá que replantear la repartija. Esta señorona debe vivir más allá de la Luna porque el Congreso ya replanteó eso hace cinco días. ¡Mucho antes de la marcha!
De hecho la marcha fue solo una farsa del radicalismo fanático que ha juntado a todos los delirantes antisistema, desde los antimineros y antiglobalización hasta los pro gay y pro terrucos, a los que cabe añadir una buena cantidad de tontos útiles que se dejan manipular inocentemente por irresponsables organizadores del caos. Siempre empiezan hablando de marcha pacífica, pero ya en las calles los expertos agitadores adiestrados de izquierda incitan a las masas a cometer actos vandálicos y estúpidos, como marchar contra Palacio de Gobierno o enfrentarse a la policía, llegando incluso a la destrucción de propiedad e incendio de locales. Este cuento de "marcha pacífica" ya es viejo.
Lo verdaderamente indignante es que esta masa de revoltosos es exactamente la misma que dos años atrás apoyaba ciegamente a toda la escoria de Gana Perú encabezada por un inepto como Ollanta Humala. ¿Acaso les importó en el 2011 que ese frente al que apoyaban con tanto candor estaba compuesto por la más pestilente confluencia de improvisados, trepadores, ignorantes y buenos para nada? ¿De qué entonces se quejan ahora?
Uno de los carteles más estúpidos que se pudo leer anoche decía "Ollanta mentiroso, devuélveme mi voto". Cabría decirle a ese despistado que Ollanta nunca mintió ya que nunca dijo nada excepto consignas idiotas como "inclusión social". Si alguien creyó que un cachaco improvisado, inexperto, sin ideas, sin partido ni equipo iba a ser un gran gobernante, ahora debería estar pensando en suicidarse por idiota en lugar de salir a hacer marchitas de protesta.
En resumen, la marchita de anoche fue un acto más de la misma cepa bacterial de la izquierda criolla, con sus mismos patéticos personajes y sus mismas pancartas y consignas trilladas, reclamándole a un gobierno y a una clase política que ellos mismo pusieron en el poder. Aparte de lástima, no dan para más.