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La tragedia de la educación en el Perú

Publicado: 2011-01-29

La educación es un tema recurrente en el Perú. Se habla pero no se avanza. Las reformas educativas han sido constantes en los últimos 40 años. Hoy mismo, los candidatos presidenciales abordan el tema como si fuera una novedad y prometen, otra vez, una "revolución educativa". En lo que a mí respecta, estoy decepcionado y harto de las reformas educativas en el Perú. Como dicen los franceses: mientras más cambia más es lo mismo.

La primera "revolución educativa" que recuerdo es la de Velasco Alvarado, creador de esa banda de agitadores llamada SUTEP, responsable principal de la debacle de la educación peruana gracias a sus huelgas nacionales de cada año y a la politización de los maestros. Los primeros meses del calendario escolar se la pasaban preparando la huelga y luego paralizaban la educación por semanas y meses. Así todos los años. Afortunadamente la influencia nefasta del SUTEP ha sido mermada, pero habría que asegurar su disolución como sindicato de maestros. Que pasen a ser lo que siempre fueron: un partido político de la izquierda más cavernaria.

Además de la obligada tarea de limpieza del sector educación, debemos ir más allá en lo que significa la educación en el presente. Los candidatos presidenciales no han expuesto ni una sola idea clara sobre educación. Ni una sola. No pasan de anunciar la ya conocida "revolución educativa" y prometer incrementos del presupuesto y del sueldo de los maestros. Allí se agota toda su revolución educativa. No dan para más.

Ni siquiera los más mentados "especialistas" de la educación han propuesto una sola idea. Hay una espantosa sequía de propuestas en torno a la educación. Lo más revolucionario que se les ocurre es dotar de Internet a todas las escuelas. Si pero ¿para qué? ¿Qué hay después de la conexión? ¿Dónde están los contenidos educativos en la web? ¿Alguien ha planteado desarrollar una plataforma educativa nacional en la web? ¿Alguien ha planteado trasladar la educación a la web? ¿Alguien ha propuesto, por ejemplo, emular el proyecto educativo EDUBUNTU? No. Y es que nadie tiene la menor idea de lo que eso significa. Les han entregado "una laptop por niño" pero sin software educativo, sin nada adentro. Ni la laptop ni la Internet van a servir de nada si no contamos con una plataforma educativa nacional soportada en la web. Estamos muy atrasados en lo que se llama "alfabetización digital". Al parecer, ni los candidatos presidenciales ni sus asesores en educación saben mucho de tecnología educativa del siglo XXI.

El tema de la educación se agota generalmente en la escuela, pero en realidad es mucho más que eso. No estamos focalizando el panorama general. Nadie ha dicho nada sobre el escenario de la educación superior, salvo, para homologar los sueldos de los docentes. A nadie parece preocuparle la descomposición que está sufriendo la universidad peruana, la desconexión que existe entre las necesidades reales del Perú como país emergente, y las ofertas educativas de un mercado universitario que ha caído en la competencia banal de las carreras baratas. La "carrera universitaria" se ha puesto de moda y se ha desatado la fiebre de la creación de universidades que ofrecen los oficios más insulsos. Hoy en el Perú hasta la cocina ha alcanzado el estatus de "carrera universitaria".

Ya hemos pasado de las cien universidades. Apostaría que ya tenemos un récord mundial en universidades. Con la creación de la "Universidad de Huanta" ya debemos haber logrado un record. No logro explicarme la necesidad de esa universidad. Todo esto nos revela que padecemos de una curiosa enfermedad mental: universititis. Un mal que nos va a llevar ya no solo a tener la peor educación escolar sino también la peor educación universitaria del mundo. En cierta forma eso ya es un hecho. En los últimos años, en lugar de consolidar una variedad de ofertas educativas de calidad en el plano de la educación superior, lo que hemos hecho es concentrar toda la formación profesional, cualquiera sea su tipo, en la universidad. Casi han desaparecido las Escuelas Superiores y los institutos tecnológicos y las "carreras cortas".

Toledo acaba de plantear algo interesante: crear cien institutos tecnológicos en todo el Perú. Dentro de toda su demagogia y cháchara habitual, es lo mejor que le ha salido de la boca. Aunque, para variar, exageró hasta el delirio. Cien no es una cantidad realista. Bastaría con veinte, o cinco para empezar, pero ojalá lleguemos a tener aunque sea uno. Tenemos que revalorizar la educación tecnológica superior y cambiar la mentalidad de que el siguiente paso después del colegio es postular a la universidad. Eso ya es como una especie de costumbre o hábito mental del peruano. Hay que ampliar el abanico de posibilidades ocupacionales y de formación profesional. Las universidades están hoy repletas de jóvenes que no tienen las mínimas capacidades para afrontar una educación universitaria exigente y de calidad. Lo que hacen es perder su tiempo y el dinero de sus padres tontamente, y llenar el país de profesionales incompetentes e insatisfechos que acaban de taxistas. Allí hay un tema que tratar en el área de orientación vocacional. Hay que cambiar esa mentalidad de profesionista universitario.

Después de concentrar toda la formación ocupacional en la universidad, las modernas universidades-empresa tienden a aflojar las exigencias académicas para ganar clientela. Ahora las universidades enseñan a ser periodistas, guías de turismo, hoteleros y cocineros, entre otras muchas ocupaciones que no requieren ninguna formación científica. Muchas carreras netamente técnicas, como contabilidad o sistemas, que antes eran "carreras cortas" han pasado a la universidad, pues resulta más rentable para los promotores enganchar a los alumnos por cinco años. Aprender a programar una computadora o emplear algún software productivo, así como conocer la lógica del Plan Contable y el manejo de los libros no necesitan cinco años. ¡Por favor! El inventor de Facebook ni siquiera había acabado la carrera cuando escribió el programa para jugar con sus amigos. Y hoy ya no necesita la "carrera universitaria".

El tema pasa también por las empresas, pues estas deberían cambiar esa ridícula costumbre de exigir un título universitario para cualquier puesto. Acá falta poco para que le pidan un título universitario al portero. Las empresas han olvidado que ellas también son lugares de aprendizaje y formación. Muchas empresas son tan particulares que deberían apostar por jóvenes talentos que aprendan en la misma empresa. Hay que darle oportunidad al talento creativo, la iniciativa, la capacidad de aprendizaje y adaptación al trabajo. Hay que concentrarse en el valor de las personas más que en los títulos. Y por su puesto, más que en el nombre de las universidades. Ya deberíamos haber aprendido que los titulados universitarios de las más reputadas entidades no impiden ni previenen las crisis ni los fracasos.

Por último, un país que va camino a reducir la pobreza, como parece ser ya el caso del Perú, (salvo que alguien pretenda cambiarnos el modelo económico), debería empezar a pensar en apoyar más la educación en el sector privado. La gente, por más pobre que sea, tiene dignidad y no a todos les gusta que le regalen las cosas o se las den gratis. Ya hemos visto cómo prefieren pagar su consulta en los Hospitales de la Solidaridad, en vez de someterse a la ignominia de los servicios públicos gratuitos. En los apartados más pobres del país se pueden ver colegios privados. En Manchay, por ejemplo, hay varios colegios privados. La gente, apenas puede, prefiere colocar a sus hijos en un colegio privado. Debemos adoptar una política que incentive la inversión privada en la educación escolar, en todos los niveles sociales. Esto es mucho más beneficioso para el país no solo en el sector educativo sino en todo el campo social. La mejor de todas las políticas es aquella que libera a la sociedad de su dependencia del Estado. El éxito político no es ampliar la "inclusión social" sino todo lo contrario: lograr que más gente pueda excluirse del paternalismo estatal. Ese es el verdadero logro social.

En resumen, debemos recalcar que la educación es un escenario muy amplio, y hay que advertir que no se están discutiendo todos los temas, y ni siquiera los más importantes. No podemos agotar todo el debate en el aumento de sueldo de los profesores o el porcentaje del PBI para la educación.


Escrito por

Dante Bobadilla Ramírez

Psicólogo cognitivo, derecha liberal. Ateo, agnóstico y escéptico.


Publicado en

En busca del tiempo perdido

Comentarios sobre el acontecer político nacional y otros temas de interés social