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La eterna ineptitud municipal frente al transporte

Publicado: 2011-07-16

El transporte público se ha convertido en un mal endémico de la ciudad de Lima desde hace casi treinta años, exactamente desde 1983, año en que el Gobierno le transfirió al Municipio las funciones y responsabilidades para controlar el transporte y la circulación del tránsito en la ciudad. Desde entonces fueron desapareciendo rápidamente los últimos vestigios de orden que se vivieron en Lima. Aún existían entonces algunas lineas de los famosos Büssings, enormes buses limpios que tenían rutas bien estudiadas, un racional número de unidades, paraderos y choferes con uniforme y kepí. A ellos se les sumó en el tramo final las lineas de una Empresa de Propiedad Social creada por el velascato, con enormes unidades de color azul. En poco tiempo Lima llegó a la degradación y el caos en que hoy vivimos.

Sin ninguna duda esto es una prueba de que el Municipio de Lima es incompetente para gestionar temas complejos, por lo que preocupa que se le transfieran funciones tan importantes como la educación y la salud. La liberación de las rutas en la época de Fujimori contribuyó al despegue del transporte interprovincial, pero llevó a la ciudad de Lima al caos, así como a otras ciudades del interior. Fueron dos los componentes básicos del caos: la libre importación de vehículos usados y, el más importante y definitivo: la absoluta ineptitud del Municipio de Lima que nunca pudo hacer nada o no quiso hacer nada, básicamente por no perder el suculento negocio de la venta de concesiones, rutas y licencias. Las mafias del transporte público institucionalizaron la corrupción en el Municipio y luego se apoderaron de las calles.

Durante dos décadas estas mafias han tenido neutralizado al Municipio a base de coimas y amenazas de paros. Los transportistas han hecho lo que les ha dado la gana en las calles de la ciudad, sin tener ningún control municipal. Nunca han existido normas de calidad, ni estándares de servicio, ni inspectores de transporte, ni absolutamente nada. Del Municipio sólo salían normas estúpidas de segundo nivel, disposiciones idiotas como exigir un botiquín o la entrega de boletos, o ridiculeses como FONOACCION, pero ni una sola idea de cambio real. Lo mismo pasaba con el servicio de taxis que fue abandonado también a la más completa informalidad, habiendo ingresado incluso a la ilegalidad.

La actual gestión municipal de la alcaldesa Susana Villarán parece querer al fin hacer algo por este agudo problema. Sin embargo, es evidente la escasez de perspectivas. Parece que han perdido el temor a las mafias y hasta podría ser que cancelen la práctica tradicional del negociado y las coimas; pero es visible que carecen de ideas. Sus primeras disposiciones han sido más de lo mismo. Han caído en los mismos lugares comunes de todas las gestiones anteriores cuando anuncian su deseo de hacer algo. Por ejemplo, subir las multas a niveles exagerados no es ninguna gran idea. Es la misma "solución" ridícula que se le ocurre a todo burócrata inepto que se siente con algo de poder y quiere llegar a los medios.

Repetir las mismas medidas fracasadas del pasado, una y otra vez, es una de las principales características de nuestros burócratas. Cada vez que quieren dar "solución definitiva" al problema del transporte empiezan subiendo la escala de multas. Eso no sirve absolutamente para nada. Ojalá lo entendieran de una vez. La otra infaltable medida es el ya famoso "empadronamiento". Cosa que ya se anunció nuevamente para los taxis. En los últimos veinte años deben haberse hecho no menos de seis empadronamientos y cuatro pintados de taxis. Eso tampoco sirve absolutamente para nada. Es solo perder el tiempo y sacarle plata a los cansados taxistas.

La verdad es que la única medida atinada es fijar unos estándares para las unidades de transporte. Eso si que es algo. Pero no es suficiente para solucionar el problema. Hay que crear un sistema de transporte público. Eso es lo que hay que hacer. Mientras la ciudad no tenga un "Sistema Integral de Transporte Público" diseñado y definido el caos seguirá siendo la norma. Si el Municipio quiere tener el control tiene que ser el autor del sistema; de lo contrario sólo será el lugar donde los transportistas van a hacer sellar su voluntad, previo pago en ventanilla o bajo la mesa.

Diseñar un "Sistema Integral de Transporte Público" para la ciudad es lo primero. Y no necesitan grandes, costosas y prolongadas asesorías internacionales. Solo necesitan sentarse a pensar un par de semanas. Ya tienen la idea del bus patrón. Lo que necesitan ahora es tener el sistema en mente. Un sistema que empieza determinando las rutas principales, las secundarias, etc. La cantidad de unidades por ruta, los paraderos de cada ruta, etc. Pero lo primero que deben tener bien definido es que el servicio debe ser prestado por empresas de verdad, empresas con capital de trabajo, flotas mínimas para cubrir una ruta completa, conductores empleados con las formalidades del caso, etc. El Municipio debe tratar con empresas y no con conductores.

La alcaldesa Susana Villarán podría pasar a la historia si logra eliminar el caos del tránsito y crear el primer sistema de transporte público de la ciudad. Francamente no es nada difícil. Solo tiene que estar dispuesta a enfrentarse a las mafias del transporte, tirar al tacho lo que hoy circula por la ciudad y rescatar a los buenos transportistas que han aprendido a hacer gestión de transporte, han invertido en modernas unidades y ya están preparados para afrontar el reto de la modernidad. Esos son los que valen, los demás, afuera.

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Escrito por

Dante Bobadilla Ramírez

Psicólogo cognitivo, derecha liberal. Ateo, agnóstico y escéptico.


Publicado en

En busca del tiempo perdido

Comentarios sobre el acontecer político nacional y otros temas de interés social