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Un clima de locos

Publicado: 2014-12-02

Lima ha sido invadida por diez mil zombies representantes de 196 países que asisten a la convención de chiflados más grande del mundo llamada COP20. Se reúnen hace 20 años para salvar al planeta pero todo lo que tienen hasta ahora es un borrador de acuerdo que tal vez se firme el próximo año, cuando vuelvan a reunirse en París. En este transcurso ya han gastado más de 2 mil millones de dólares. La fiestecita de Lima nos costará US$ 50 millones del bolsillo de todos los peruanos (el resto lo pondrá la ONU). Mientras tanto la ciudad se ha quedado desguarnecida porque todo el contingente policial ha sido destinado incomprensiblemente a cuidar ese circo de charlatanes climáticos. 

¿Y usted se ha tragado los cuentos del clima que propalan por altavoces los mercachifles del progresismo mundial? Es posible que así sea, pues se trata de un psicosocial muy bien montado. Pero hay una serie de hechos que pueden o deberían llevarlo a desconfiar de todo este circo. En primer lugar es su popularidad. Cualquier cosa que sea adoptado por las masas con tanto vigor tiene que ser una completa estupidez. Esta pista no falla. Si usted ve a medio millón de vagos marchando por las calles en "lucha contra el calentamiento global" usted debería quedar convencido de que esa causa es una completa estupidez. Las masas nunca han seguido una causa inteligente porque son incapaces de entenderla. Todo lo que entienden de este psicosocial del clima es que se acerca el fin del mundo, lo cual es una vieja treta utilizada varias veces en la historia de la humanidad por los más grandes manipuladores.

La otra pista es que los políticos la han asumido como causa. Si hay un interés político de por medio entonces hay una mentira encubierta en el discurso. Esto es una ley. La política está llena de causas lindas, justas y nobles que mueven mucho dinero, pero es dinero usado para hablar de la causa, organizar foros, congresos, pagar estudios, publicaciones, organizar equipos y generar entidades repletas de burócratas encargados de luchar contra el flagelo mundial a través del discurso. Lo que llega finalmente a la causa es una gota, si es que llega. ¿Alguien tiene una idea de la cantidad de miles de millones de dólares que se han gastado en la causa de la "ayuda a la pobreza" desde que la ONU fue creada? Y la pobreza sigue allí. Para lo único que sirven las causas lindas, justas y nobles es para que los políticos hagan su carrera. Especialmente los de izquierda.

Para engañar mejor, esta vez han involucrado a la ciencia. Tienen un comité científico mantenido por la ONU que se dedica a solventar el catastrofismo climático, y obviamente lo harán pues para eso les pagan. Han reemplazado a los chiflados bíblicos que anunciaban el fin del mundo. Son los que elaboran los pronósticos castastróficos acerca de los hielos que se derretirán, las ciudades que se inundarán, el clima que enloquecerá, etc. Y cada evento catastrófico que ocurre en el clima es mostrado como una "prueba" de la veracidad de sus pronósticos. Pero todo eso es solo histeria. El comité acaba de presentar su último informe afirmando que hay un 95% de consenso en que el cambio climático se debe a la acción humana. Eso es exagerado. En realidad las opiniones están mucho más divididas, aunque abundan los que están a favor de esta idea, pero no por razones científicas sino políticas.

El planeta Tierra tiene una antigüedad de 4,500 millones de años. Si uno quisiera evaluar el comportamiento de su clima atmosférico obviamente tendría que estudiar unos cuantos miles de años. O digamos mil, por lo menos. Pero no tenemos estos datos. Sin embargo sabemos que el clima ha sufrido variaciones dramáticas debido a múltiples causas. No es posible establecer una regularidad que permita alguna predicción razonable. Pese a ello, nuestros chiflados del cambio climático han tomado la variación de la temperatura de los últimos cien años y les parece suficiente para hacer estimaciones catastróficas para los siguientes cien años, peor aun: culpando al ser humano de estas variaciones.

La temperatura mundial empezó a subir a fines del siglo XIX, mucho antes de que se iniciara la era del petroleo y el gas como fuentes de energía. Asumir que la combustión del carbón medio siglo antes fue suficiente para aumentar la temperatura global es delirante. Para colmo, justo cuando los chiflados climáticos iniciaron sus aquelarres, la temperatura mundial dejó de subir. Hace 20 años que es estable. Esto solo prueba que el clima mundial no depende de la actividad humana, como es obvio. Aunque no tenemos suficiente data para afirmar nada con certeza ni conocemos todos los aspectos del clima, por lo que la mayor parte son estimaciones cualitativas.

La llamada "ciencia climática" no es una ciencia exacta y no está en condiciones de hacer predicciones. La dinámica atmosférica es esencialmente caótica y azarosa, existen muchos factores activos con incidencia variable, incluyendo la imprevisible actividad solar. Algunos efectos aparecen mucho tiempo después en circunstancias aleatorias. Hacer pronósticos de largo plazo bajo estas condiciones es francamente ridículo. Los modelos computacionales no son perfectos, las variables se ajustan a voluntad y la data faltante se llena con estimaciones. El sesgo que tienen los científicos de la IPCC para seguir sosteniendo la histeria climática es muy grande. Después de todo son empleados de unos políticos interesados en una agenda y con una chequera muy gorda y muy poca responsabilidad.

Dentro de toda esta histeria por el clima se dicen cosas interesantes. Nadie puede oponerse a los esfuerzos por un uso más eficiente de la energía, por la conservación de los bosques y otras medidas muy atinadas. Pero nada de eso pasa por el delirio de reducir las emisiones de CO2 combatiendo nada menos que el desarrollo y frenando el desarrrollo de los más pobres, metas que son el mantra del progresismo mundial que vuelve a hablar de un "nuevo orden mundial", de un "cambio de sistema", de luchar contra el consumismo y las industrias contaminantes, detener las actividades extractivas, etc. Han acuñado lemas curiosos como "justicia climática" mezclando la lucha contra el calentamiento con la lucha a favor de los más pobres. Es decir, esto ya es un sancochado progre indigerible.

La meta de estos chiflados es conseguir un fondo de US$ 100,000 millones para su lucha climática. Y es posible que lo consigan. Esto quiere decir que tendremos que soportarlos por bastante tiempo más. En un país donde el lago Titicaca se pudre en excremento, las ciudades principales no tienen plantas de tratamiento de aguas servidas y la basura se sigue arrojando a los ríos y despeñaderos, es francamente ridículo recibir a una manga de chiflados preocupados por el fin del mundo debido a emisiones de CO2. Tenemos muchísimo por hacer en materia ambiental, empezando por recoger la basura y aprender a reciclarla. No hemos hecho aun nada para embarcarnos en campañas absurdas como las que ocupan hoy a los creyentes del calentamiento global, políticos y artistas poseros de causas lindas, y las 50 ONGs ambientalistas que han corrido al pentagonito para ver si les cae algo.


Escrito por

Dante Bobadilla Ramírez

Psicólogo cognitivo, derecha liberal. Ateo, agnóstico y escéptico.


Publicado en

En busca del tiempo perdido

Comentarios sobre el acontecer político nacional y otros temas de interés social